Informe tras informe nos indican que muchas empresas, en especial las del sector servicios, no han podido verificarse en Google. Ya se trate de una tienda independiente o de una sucursal de una empresa, Google parece estar dificultando al máximo el proceso de verificación de empresas. Lo más lamentable es que este molesto proceso parece ser una función intencional y no un error por parte de Google.
La verificación en Google es esencial no sólo para que el propietario de la empresa tenga pleno control sobre sus anuncios, sino también para fomentar la confianza entre usuarios y clientes. Un perfil de empresa no verificado suele considerarse spam, y de hecho ese podría ser el objetivo de Google.
Las empresas del sector servicios, es decir, aquellas que no tienen una oficina designada y, en su lugar, visitan a los clientes para prestar un servicio, como fontaneros y cerrajeros, son las que se ven más afectadas por los rechazos de verificación de Google.
Lo más importante a tener en cuenta es que las empresas del sector servicios también tienen más probabilidades de enfrentarse al spam de anuncios. Los anuncios falsos aparecen constantemente para este tipo de empresas, utilizando SEO de sombrero negro para superar a las empresas legítimas y “robar” clientes potenciales que luego pueden ser vendidos de nuevo a los proveedores de servicios reales. En un intento por frenar este fraude conocido en los motores de búsqueda, Google está intentando dificultar la verificación de las empresas falsas y, sin quererlo, despertar la ira de las auténticas.
Las empresas de Google pueden verificar sus perfiles de varias formas. Se pueden enviar postales a una dirección física; se pueden enviar llamadas telefónicas o mensajes de texto al número de la empresa que aparece en el listado; o una empresa puede someterse a una verificación por vídeo, el cual exige imágenes de su vehículo de servicio, licencia comercial, vista de la calle y equipamiento, todo esto recopilado dentro de un plazo de tiempo determinado a petición de Google.
El gigante de las búsquedas está imponiendo la verificación por vídeo a casi todas las empresas del sector servicios, obligándolas a someterse al método de verificación más complicado de las tres opciones. Incluso si las empresas siguen meticulosamente las instrucciones de Google y proporcionan todo lo que se necesitaría para verificar una empresa que no sea de servicios, Google todavía puede rechazarlas. Hay casos de empresas del sector servicios que han pasado por este proceso docenas de veces, en donde el intento que por fin logró ser satisfactorio fué prácticamente idéntico al primero.
En su versión actual, el proceso de verificación por vídeo es un absurdo que impide a las empresas acceder a todas las funciones de Google My Business (GMB). Pero es posible que ese sea el objetivo: Es muy poco probable que los spammers se aguanten las molestias de este método y se den por vencidos cuando sus anuncios falsos no cumplan las normas de Google. Las empresas legítimas, sin embargo, son las que se enfrentan al verdadero reto, sobre todo cuando no tienen la opción de enviar vídeos pregrabados o enviar los mismos tipos de verificación de vídeo en cada intento. De modo que, aunque Google pretenda frustrar a los spammers hasta que se rindan, las empresas legítimas no tienen esa opción.
Muchas empresas se preguntan si hay algo que puedan hacer para convencer a Google de que no son spammers fraudulentos. La desafortunada respuesta es que no parece haber ninguna forma de satisfacer al motor de búsqueda que no sea saltando por estos aros una y otra vez. No importa si gestionas un anuncio o mil, y no importa con qué socio de Google verifiques tus empresas: la frustración es el objetivo, y debes soportar este proceso para ayudar a Google a combatir su propio spam.
Google solo detectó el 20% de todo el spam en su plataforma en el 2022. Con la introducción de ChatGPT y otros modelos de IA, es probable que esa cifra sea aún peor en el 2023. Pero en lugar de intentar contrarrestar el spam de forma automática en toda su plataforma, Google está optando por concentrarse en áreas específicas que se ven afectadas por el spam y volver a los procesos manuales que antes se utilizaban para añadir información al directorio.
En otras palabras, la miseria kafkiana que deben soportar las empresas para verificar sus perfiles es un mal necesario. A los spambots no les molesta el trabajo tedioso, pero no superarán restricciones aparentemente aleatorias y arbitrarias como las de Google. Por ahora, las empresas del sector servicios no tienen más remedio que lidiar con un proceso de verificación que suele conllevar múltiples rechazos inexplicables.